Un abrazo es una muestra de cariño, amor y afecto por la persona
que está recibiendo este gesto. También puede indicar consuelo y apoyo, cuando
una persona lo está pasando mal en algún momento concreto, aunque puede
significar añoranza, debido a la no presencia de una persona durante un largo
tiempo. En los últimos años se ha creado un movimiento social con el nombre de
“Abrazos Gratis” con el objetivo de ofrecer abrazos a desconocidos por el
simple hecho de regalar afecto y cariño, en un mundo donde reina la
desconfianza, los prejuicios y los problemas. Pero, ¿Sabemos que beneficio
traen consigo los abrazos? A lo largo de nuestra vida recibimos abrazos de
nuestros padres, amigos, nuestra pareja, incluso de personas que no conocemos,
como sucede con este movimiento, sin embargo, este acto brinda algo más que un
bienestar momentáneo. Cada vez que recibimos un abrazo, esta acción repercute
en nuestros sentimientos y aun también, en nuestra salud y psiquis. Por empezar
el contacto físico contribuye al desarrollo de las neuronas y para que estas no
mueran, es esencial el contacto físico. Cuando abrazamos liberamos el estrés,
la ansiedad, la depresión y creamos una especie de confianza en nosotros
mismos. A su vez la oxitocina, o más conocida como hormona del amor, incrementa
y mejora la salud de nuestro organismo. Reduce la presión arterial, mejora el
sistema inmune, relaja los músculos, mejora el estado de ánimo al mismo tiempo
que reduce los sentimientos de enojo y apatía. Podemos tener cuantos motivos
queramos para abrazos, sea por necesidad, amor o bienestar, nunca está de más.
Por ello, permitámonos abrazar más, nunca va a hacer daño y encima, es gratis.
"Se dice que cada vez que abrazamos a alguien con gusto, ganamos
un día más de vida”. Paulo Coelho.
Yo un día me di cuenta de que los abrazos pueden expresar muchos
más sentimientos que un mirada o una palabra. Echando la vista un poco en el
pasado, puedo contar mi experiencia. Un día conocí en Internet a una persona,
que a día de hoy, es esencial en mi vida. Se llama Sergio y vive en Zaragoza.
Hace la friolera de 4 años que empecé a hablar con él, pero hasta el 8 de mayo
de 2013 no pude verle en persona. Ese año mis tíos vivían en Zaragoza Capital y
fuimos a hacerles una visita por la tarde. Mi prima y yo dimos una vuelta por
los alrededores y decidimos quedar con Sergio y así poder conocerle en persona.
La espera se me hizo eterna ya que estaba nerviosa, porque en aquel momento
sentía algo por él. Al verle aparecer, me fui corriendo hacia él, y le di el
abrazo con mayor cantidad de sentimiento que he dado nunca en la vida. Aunque
duró poco, fue un momento maravilloso, y aunque era prácticamente un extraño, a
mi no me importó ni lo más mínimo y no dude en ningún momento en darle ese
abrazo.
En conclusión, quiero expresar mi opinión y decir que un abrazo
nunca se puede desperdiciar ni despreciar, ya que siempre va a venir muy bien
tanto si se está triste como si se está contento. Un abrazo puede llegar a
tener mucho más sentido que un montón de palabras bonitas y muchas veces es
todo lo que necesitas para sentirme mejor. Un abrazo tiene esa magia de
transmitir confianza, protección y bienestar, es algo tan grande que no debemos
dudar en darlos.
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